Ha pasado un tiempo desde que empecé con este blog. Y ya entiendo que las ideas se van repitiendo un poco. Conviene resumir y, también, terminar con esta historia. Y para resumir y concluir se me ocurren dos ideas, que casi seguro se han ido encontrando en muchas de las entradas publicadas a lo largo de estos años.
La primera es “todo para la misión”. De hecho, cuando profesamos, lo hacemos porque queremos entregarnos íntegramente al servicio del Evangelio en el marco del carisma concreto de la institución en que profesamos. Íntegramente. Totalmente. Sin dejar ningún resquicio. Este mismo principio hay que aplicarlo a la dimensión económica de nuestras congregaciones.
No digo que nos dediquemos a gastar el dinero sin ton ni son en lujos para nosotros mismos (aunque se podría hablar de algunas curias y/o templos votivos…). Pero sí me atrevo a afirmar que a veces, como fruto de una mala administración, despilfarramos los escasos recursos de que disponemos. A veces por dejarnos llevar por las inercias (¿para qué cambiar de proveedor aunque haya otras más económicos?, por ejemplo). A veces, aunque nos cueste reconocerlo pagamos un precio excesivo por la paz comunitaria o congregacional o por el respeto a determinadas personas.
Tenemos que ser muy conscientes de que cuando administramos mal, despilfarramos los escasos recursos de que disponemos y no los dedicamos íntegramente a la misión. ¡Una pena!
La segunda idea es algo que he repetido en muchas de las charlas que he dado en estos últimos años: en las congregaciones llevamos diversas contabilidades (actividades, comunidades, gobiernos provinciales y/o generales) por razones prácticas pero caja no hay más que una. Se trata de tener siempre una perspectiva de congregación. De levantar la vista más allá de nuestro pequeño mundo, nuestra comunidad, nuestro colegio o nuestra provincia.
Al final da lo mismo si lo paga la comunidad, el colegio o el gobierno provincial. Siempre, siempre lo pagamos nosotros. Lo pagamos con nuestro dinero. Lo pagamos de nuestros recursos. Las decisiones de uno nos afectan a todos. Los ingresos de uno también son nuestros.
Decía en una de las primeras entradas de este blog que lo más importante no eran tanto los instrumentos contables o administrativos ni las herramientas que facilitan una buena administración sino el cambio de mentalidad. Ahí está la clave.
Ahora, con el paso del tiempo, creo que las dos ideas básicas que he expuesto en estas líneas marcan la dirección que debe tomar ese cambio de mentalidad. Mientras que no tengamos clara esa dirección, ya podemos tener el mejor programa informático o contratar al mejor financiero, que vamos a seguir dando vueltas sin llegar a ninguna parte. Y, lo que es peor, sin poner todo lo que somos y tenemos al servicio del Evangelio. O sea, perdiendo el tiempo. ¡Qué pena!
Pero, mientras hay vida, hay esperanza. Somos buena gente y llenos de buena voluntad. ¡Ánimo!
Ciertamente, esto es lo que tenemos que revisar. Gracias
Gracias por este servicio. Ha sido sido de inspiración para la misión del ministerio.
Muchas gracias por tan importante nota para la reflexión, y en un momento muy adecuado para mí. Saludos!
Ya no más entradas? Qué pena!
Hay tiempo para publicar y tiempo para guardar silencio. Ya está dicho todo lo que había que decir.
Gracias por el esfuerzo de escribir este Blog Fernando, hemos tomado buena nota en muchas ocasiones.
Muchas gracias por el esfuerzo de poner por escrito tantas reflexiones.
De gran ayuda.
Una buena síntesis. Gracias Fernando por todas las entradas, por la dedicación y empeño.
Muchas gracias Fernando, tus entradas me han orientado, ayudado, y confirmado en muchas de las propuestas que hay que hacer en el desempeño de este servicio.
Siento Fernando que tu entrada, suene más bien a «salida», o punto final. Pienso que has realizado un buen trabajo de acompañamiento a muchos de nosotros. Pero también comprendo que hayas pensado que hay que pasar el testigo a otros u otras que puedan seguir siendo consejo acertado en la administración de los bienes.
Pero me niego a decir adiós, más bien «hasta luego»!
Siempre ha sido una oportunidad de formación y toma de conciencia.
mil gracias. Espero que alguien continúe lo necesitamos.
Gracias por tan profunda reflexión… es muy cierto.
Fernando creo que es una pena que no continúes con estas publicaciones, pero entiendo que el tiempo es limitado para todos y, más para ti, con tantas actividades como realizas.
Si que me gustaría, si lo ves posible y no te molesta, poder contactar en alguna página para poder comentar temas porque tu opinión es importante.
Muchísimas gracias, siempre es un placer leerte, tu sentido común y saber hacer son una guía. Las personas que sabéis tanto, cuando dejáis la actividad, dejáis un hueco que no se rellena. Nos gustaría no perder tus conocimientos y buen criterio.
GRACIAS por tu enorme dedicación.
Mi dirección de correo electrónico y mi teléfono están en la pagina «La gran Olvidada». A su disposición.