La Navidad está ya a la vuelta de la esquina. Celebramos el nacimiento de Jesús. Todos nos alegramos con la memoria de acontecimiento tan importante. Todos pensamos en lo que puede significar para nuestra vida. Diría que Navidad es servir. ¿En qué sentido? Muy sencillo. Dios se pone a nuestro lado para servirnos, para acompañarnos, para darnos esperanza, para facilitarnos la vida. Y todo eso tiene mucho que ver con nuestro servicio y ministerio como administradores.
Muchos religiosos y religiosas piensan que el trabajo que hacen los administradores es no sólo aburrido, sino que, además, no tiene mucho que ver con la misión, con la evangelización. Ven a los administradores y ecónomos, sobre todo de nivel provincial para arriba, metidos en sus oficinas y despachos, trabajando siempre con el ordenador, rodeados de papeles, con el teléfono cerca para contactar con proveedores del más diverso tipo –desde bancos hasta empresas de alimentación o construcción–. Algo de razón tienen porque en esas situaciones pasan mucha parte de sus horas y sus días los administradores y ecónomos.
Vale. Es verdad que no nos toca estar en la primera línea de la evangelización. No estamos hundidos en el barro de las trincheras. Es verdad. Pero también es verdad que sin nuestro trabajo nadie podría estar en las trincheras, nadie podría estar en la primera línea. En realidad, como ya dije en otra entrada, ser ecónomo es un auténtico ministerio.
En mis paseos me gusta escuchar esos programas grabados que se llaman “podcast”. Los hay de tipos muy diversos. El otro día escuchaba uno sobre historia militar y dejaba claro una cosa: los soldados nunca han podido ganar ninguna batalla, mucho menos una guerra, sin una logística que funcione bien, muy bien. Lo mismo se puede aplicar al mundo de la sanidad. No hay hospital que funcione, por muy buenos médicos que tenga, si alguien no se ocupa de la logística, de poner en su lugar y cuando sea necesario, las gasas y las medicinas y los instrumentos que los médicos y enfermeras necesitan para curar a los enfermos.
Los administradores somos los encargados de la logística. Hemos escogido o nos han elegido para este trabajo humilde y sencillo de estar cerca y detrás de nuestros hermanos o hermanas, que están en la primera línea de la evangelización. Nuestro trabajo es facilitar su entrega y posibilitar su misión. Trabajamos para solucionar sus problemas prácticos y hacer posible la evangelización. Servir es nuestra misión. Sin nosotros la buena nueva no llegaría a sus destinatarios. Sin nosotros, ellos no podrían llevar la buena nueva a nadie.
Navidad es servir y nuestra vocación es servir. Como Dios se pone a nuestro lado para acompañarnos, sin hacer ruido y de esa forma tan humilde que se hace manifiesta tan claramente en el nacimiento de Jesús en el portal de Belén, nosotros también nos ponemos al servicio de nuestros hermanos y hermanas, para acompañarlos y ayudarles. Nuestro trabajo permanece en la sombra. No queremos ser los protagonistas. Pero ponemos todo el empeño y todas las horas para que ellos puedan anunciar la buena nueva a todos. Con nuestro trabajo, con nuestro servicio, hacemos Navidad. Podemos estar contentos.
Y por favor, no dejéis el turrón y los mazapanes hasta Cuaresma, que se pasan de fecha. Lo de Navidad es para consumirlo en Navidad. Cada cosa a su tiempo, refrán que no está reñido con la austeridad.
Os deseo a todos una Feliz Navidad y que el año que viene sea para todos un poco más fácil que éste que está a punto de terminar. Y, si no es así, que con nuestro servicio y nuestra entrega se lo hagamos un poco más llevadero a nuestros hermanos y hermanas de congregación.
- Como es Navidad, regalo a mis lectores una nueva historia del Padre Pérez. Para que disfrutéis un rato con su lectura. Y quizá también penséis en lo que fue, y en algunos casos es todavía, la vida religiosa.
El Padre Pérez es protagonista de otra historia que nos hace sonreír a la vez que mirar con ternura la vida religiosa.
Muchas gracias.
Y para ti que también sean días de Luz, Paz y Amor
Muchas gracias Fernando. Esto es un regalo de Navidad. Es necesario, además de muy agradable, que se valore el trabajo que todos realizamos. El de administrador, normalmente, no suele estarlo, ni muchos menos, de una forma positiva.
La realidad es que es una tarea callada y sacrificada, del que pocas veces se obtiene una gratificación más allá de la de sentir que es un trabajo necesario y bien hecho. Se agradece que se ponga en valor «nuestro ministerio», una palmadita en la espalda.
Aunque no soy religiosa y solo ayudo en lo que puedo, me identifico con la labor y los sentimientos, así que MUY FELIZ NAVIDAD!!!!
Muchas gracias Fernando… en estos días de muchas reuniones y trabajos de fin de año… viene bien un estítulo que da sentido a nuestro trabajo y esfuerzo.
Feliz Navidad también para tí.
Gracias Fernando por tus palabras que como siempre iluminan y facilitan nuestro camino. Gracias por «servir» también otros ecónomos y ecónomas. Que el Niño Dios bendiga tus sueños.
Un abrazo