Al mundo de los fondos de inversión le hace falta más claridad y transparencia. Mucha más. Muchísima más. Porque habitualmente suele ser, es, un mundo oscuro y tenebroso donde sólo con mucho, muchísimo, esfuerzo se logra saber a dónde va a parar nuestro dinero y qué se hace con él.
Creo que todos mis lectores podrían poner ejemplos de esta falta de transparencia a poco que se vaya un poco más allá de los folletos comerciales, en los que ciertamente todo aparenta ser luz y claridad.
Voy a poner mi ejemplo. Cojo, prácticamente al azar un folleto de un fondo de inversión que me han ofrecido. Ha sido aprobado por la CNMV, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (de España), un organismo que se supone que vela por la transparencia y claridad en ese mercado.
Leo con atención el folleto. Me esfuerzo por entender lo que dice. En primer lugar, me encuentro con que predomina la letra pequeña, tan pequeña que hace difícil su lectura.
Y leo párrafos como éste que cito a continuación, una verdadera perla de claridad y transparencia:
“El riesgo de contraparte derivado de la operativa con instrumentos derivados OTC o por la utilización de técnicas de gestión eficiente de la cartera, podrá mitigarse (total o parcialmente) mediante la aportación de activos por el valor de dicho riesgo, pudiendo materializarse dichas garantías en efectivo o bonos (principalmente deuda emitida/avalada por estas UE o OCDE). Si las garantías aportadas son bonos, para determinar el margen de garantía se atenderá a sus características (plazo de vencimiento y emisor) y si se materializan en efectivo, este se mantendrá en liquidez.”
¿Entendieron algo? Pues de esto es de lo que hablo cuando digo que a este mundo de las inversiones financieras le falta muchísima transparencia y claridad. Ya no es sólo que las entidades financieras sean muchas veces oscuras y opacas. Es que el mismo organismo regulador les permite y hasta exige que se pongan explicaciones como la que he citado. Son explicaciones que para entenderlas hay que haber estudiado la carrera de económicas.
Con un lenguaje parecido va el resto del folleto. De tal manera que se hace difícil saber qué se hace con el dinero que invertimos. Vamos que, a veces comprar un fondo de inversión es casi cuestión de fe. Y claro la fe no está para creer en estas cosas financieras sino en otras más importantes.
Necesitamos saber lo que se hace con nuestro dinero. Tenemos que exigir a los que nos venden esos fondos la transparencia y claridad que nos lleve a entenderlo. No puede ser que el único criterio sea la rentabilidad. Tenemos que saber ir más allá. No sólo se trata de que nuestro dinero no se invierta en la producción de determinadas cosas contrarias a la moral cristiana. Además debemos exigir que con él nunca se haga nada ni siquiera lejanamente parecido a algo que pueda sonar a especulación.
Más allá de lo que obligue a poner el regulador estatal en el folleto del fondo, tenemos que exigir claridad y transparencia. Es nuestra responsabilidad como inversores. Porque lo que nos jugamos es nuestro dinero y nuestros principios.
Se necesita no sólo Estudios Financieros, sino además lenguaje legal juridico, y un diccionario terminológico financiero-juridico español e inglés, … y con todo,… hay mucha retórica y imagen comercial de vender y captar,,… las finanzas son muy escurridizas,… y desgracidamente es PODER,….