Ya entiendo yo que este texto lo va a leer muy poca gente. Estamos en verano y va a publicarse justo unas horas antes de que empiece ese mes de agosto que marca para muchos el tiempo de las vacaciones. También para religiosas y religiosos es un tiempo diferente. No cogemos la maleta y nos vamos a la playa pero cambiamos de lugar y hacemos otras cosas. Seguro que más de una vez hemos dicho de bromas que en este tiempo veraniego “profetas y sacerdotes vagan sin sentido por el país”.
Pues eso, es tiempo de vagar un poco, de relajar el tiempo dedicado al trabajo. Es tiempo que muchos aprovechan para hacer ejercicios, para visitar a la familia, para descansar del trabajo del curso. Eso es bueno y necesario. Ya hace muchos siglos, en sus constituciones, Benito determinó que era necesario equilibrar el tiempo dedicado al trabajo, a la oración y al descanso. Hay que equilibrarlo cada día y a lo largo del año, donde también hay periodos más intensivos de trabajo. Por eso hacen falta periodos más intensivos de oración y, ¿por qué no?, también de descanso.
Y todo esto, ¿qué tiene que ver con la economía? Pues mucho. También el descanso cuesta dinero y no hay que racanearlo porque el descanso bien hecho favorece el trabajo, favorece que hagamos mejor nuestra misión, aquello para lo que entramos en la vida religiosa. No descansar es a la larga una especie de suicidio porque agota a la persona y le puede llevar a males mayores. Pasa como a los estudiantes. A veces pretenden estudiar mucho porque se quedan toda la noche levantados. En realidad es tiempo inútil, su rendimiento en el estudio baja muchísimo y hasta es posible que en el examen, como consecuencia del agotamiento, se queden en blanco. Lo mismo nos puede pasar a nosotros si no sabemos tomarnos el descanso adecuado.
Ecónomos y superiores, ser generosos a la hora de favorecer, y costear, el descanso necesario de religiosos y religiosas. Es un dinero bien invertido porque contribuye a la salud física y mental de las personas y, por ende, a la misión.
Buen verano y buen descanso. Nos vemos en septiembre.