Hubo una vez que un ecónomo provincial me pidió que le ayudase a redactar la memoria para el capítulo. Ne le había llegado ningún guión. No sabía por dónde empezar. Tenía encima de la mesa todos los datos: balances y cuentas de resultados de los seis años de su gestión al frente de la economía de la provincia. Podía poner todo aquello junto pero…
Me senté al otro lado de la mesa. Sin papel ni bolígrafo. Simplemente le hice una pregunta: “¿Qué crees que es lo más relevante que ha pasado en la provincia en el aspecto económico durante estos seis años?” Con esa pregunta por delante comenzamos a ordenar las ideas. Dijo que por parte de las comunidades no había habido nada especial. Había crecido un poco el gasto en las comunidades asistenciales pero nada que hubiese desequilibrado la economía de la provincia. Se habían hecho algunas obras pero nada con especial relevancia. Fuimos así hablando de esos seis años, de su trabajo, de dónde había hecho hincapié.
Hasta que llegó al tema de los colegios de enseñanzas medias. Reconoció que ese negociado le había dedicado un esfuerzo especial. Se los había encontrado con las cuentas de resultados anuales en números rojos. La provincia había invertido mucho dinero en ellos y ni siquiera se había contabilizado como préstamo a devolver. Pero él había trabajado en ese punto. Se había buscado un buen asesor. Habían trabajado muy de cerca con los directores y administradores. Al final del sexenio la situación se había dado la vuelta. Los colegios ya no estaban en números rojos y habían comenzado, poco a poco, a devolver el dinero recibido de la provincia.
En aquel momento le dije que ya estaba la memoria hecha. Eso era lo que había que comunicar. Ese cambio en los colegios era su trabajo del sexenio. Partiendo de esa tesis fuimos colocando los datos, todos apuntando al mismo fin: a poner de manifiesto el cambio producido en el sexenio. Y de ahí las consecuencias para la economía provincial. Al final se añadieron en anexo los balances y cuentas de resultados del consolidado de las comunidades y de la administración provincial como tal. Quedo una memoria que comunicaba y que era fácil de entender. Quizá también de criticar para el que no estaba de acuerdo. Pero se ponía de manifiesto lo que se había intentado hacer y lo que se había conseguido.
Informar de economía no es dar cifras y datos a montón sino en orden y con fin. Hay que tener claro lo que se intenta transmitir y decirlo con la mayor claridad posible. Sin falsear los datos, por supuesto, pero sirviéndose de los datos para demostrar y fundamentar lo que se dice. Dando los datos necesarios y oportunos para comunicar con claridad. No es difícil. Vamos, por lo menos, a intentarlo.
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