Los proveedores

Los administradores trabajan con muchos proveedores de diversos servicios y productos. Los proveedores son ya casi parte de nuestra vida. A veces, hay años de relación que hasta dan lugar a buenas amistades. Pero son siempre relaciones que están mediadas por una relación comercial. Eso conviene tenerlo en cuenta a la hora de aceptar precios o de mantener esa relación comercial con el proveedor de siempre, de toda la vida, ése que es casi de la familia. Porque es posible, sólo digo que es posible, que a veces nos engañen aprovechándose de nuestra buena voluntad y de esa relación de años.

Digo todo esto a cuenta de una historia que escuché hace muy poco en una reunión donde había religiosos y religiosas de diversos institutos. En un momento en que se hablaba de la relación con los proveedores, uno de los participantes intervino para explicarnos a todos los presentes lo que a él le había pasado con una de las empresas que hacían mantenimiento en el colegio que él administraba.

 

Resultó, según nos contó, que había estado echando cuentas y había visto que aquel mantenimiento en especial le salía un poco caro. Corren tiempos difíciles en los colegios y hay que mirarlo todo. Así que ni corto ni perezoso llamó por teléfono a la empresa. Habló con el responsable. Se conocían desde hacía mucho tiempo. Le dijo que no iban a poder seguir pagando la cuota mensual correspondiente a ese mantenimiento. Que quizá tendrían que buscar otras empresas que le hiciesen ese servicio (pero conviene aclarar que realmente nuestro religioso no había pedido presupuesto a ninguna otra empresa de modo que no tenía ningún punto de comparación; en realidad no sabía si el coste era alto o bajo; estaba solo pidiendo un descuento). El otro con muy buenas palabras respondió que sus costes eran los que eran pero que, dada la antigüedad de la relación, iba a echar una mirada al servicio que se hacía a ver si podía hacer algo. Ahí quedó la conversación. Y nuestro religioso quedó a la espera de la llamada del encargado de la empresa.

La llamada llegó a los pocos días con una oferta que era difícil de rechazar. El coste mensual del mantenimiento se rebajaba al 50% del coste anterior. Así. De golpe. Nuestro religioso se quedó muy contento del descuento conseguido. Y así nos lo contó. Y así le escuchamos.

Ahora bien, yo me quedé pensando que algo había faltado. Si una empresa puede hacer semejante rebaja de golpe ante el miedo de perder un cliente. ¿Por qué no había hecho esa rebaja antes? ¿No debería aquel religioso haber pedido a la empresa el abono del 50% que había venido pagando de más durante los últimos meses o incluso los últimos años? Esta historia es real. Sucede demasiado a menudo. Y es culpa nuestra. Porque la relación con los proveedores debe ser revisada periódicamente. Y periódicamente también pedir presupuestos a otras empresas para conocer cómo está el mercado. Si no lo hacemos, lo más probable es que terminemos pagando de más. Y durante mucho tiempo. Y creyendo que tenemos amigos que en realidad son unos “amigos” que se aprovechan de nosotros y de nuestra ingenuidad. Y ya sabemos aquello que decía Jesús en el Evangelio: “Mirad, que os mando como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10,16).

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